lunes, 28 de marzo de 2011

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO. DEL SUEÑO Y OTROS POEMAS



DEL SUEÑO

Marietta Berman, pintora venezolana nacida en Checoslovaquia (1917 – 1990) – Catedral 


Las palabras sobrevienen con la avidez de la piel
en esta inmovilidad donde todo me es extraño
divisar el sueño en la levedad de la noche
es retornar de donde no se pertenece.
¡Ay!, esos cálidos rostros llenándolo todo
prevenidos no temen
es más, callan y esperan.



HERIDO SIEMPRE

 
Pedro Zerpa, pintor venezolano (1868 – 1948) – Atardecer

Herido siempre
he marchado sobre caminos de esperanza,
he querido mantener una quimera
¡ah!, tan solo Dios sabe de mi silencio.
A todo cuanto llego para existir,
mi mano tiembla:
el amanecer es una eterna recompensa.
¡Cuánto palpita!, ¿Qué importa?
He amanecido llorando
desde siempre.


DE: BAJO ESTA SOLEDAD (1972)


VENTANAS AL ALBA

 
Federico Brandt, pintor venezolano (1878 – 1932) - Interior

La casa abre 
sus ventanas al alba
sobre el tinajero
el ángel reposa
esperando
                umbral
donde agita sus alas.



CARACHE

 
Manuel Cabré., pintor venezolano nacido en España (1890 – 1984) – El Guaire

Las aguas del Minumboc
buscan ansiosas
los restos de esta piel
que no se entrega
al lastre de tantas estaciones
sólo estos árboles
sin otra medida en sus ramajes
deben estar dormidos
acallados en la sombra
inalterable de los cerros.

DE: LÉGAMOS (1985)



FRAGORES

 
Jacobo Borges, pintor venezolano  (1931) - Obra

Ahora regreso de esas calles 
sobre un parque de antiguos árboles
que nunca borraron 
la alta noche insensata y perenne,
son los fragores de una rama secreta
que me alejan, definitivamente, 
de su larga y afanosa tarea.
En la hierba 
los días se deshacen en palabras.


SALMO

 
Nicolas Ferdinandov, pintor ruso (1886 – 1930) – s/t


Oh, juventud que sueles volver
con alas misteriosas,
hacia dónde te mueves, incansable
con la mirada plena de recuerdos,
como si una llave
viniera a descubrir los cerrojos
más íntimos de la naturaleza,
colmando la presencia de las cosas
en el fragor interno de la vida,
paciente y ardorosa, como esos árboles
que empozan su ternura en las raíces
para un tiempo
sigiloso y subterráneo
que horada
en el inasible corazón del hombre.

DE: CANTARES (1986)


VI

 
Luis Guevara Moreno, pintor venezolano (1924 – 2010)



La tarde reclama el inagotable sorbo de luz en la rasgada pulcritud del mediodía.
Duende soñador de la distancia, ojos al sigilo de la sombra, lámpara en la arena, sonaja en los tejados de esas jugosas casas de la infancia, tardo vuelo de un pájaro sin rumbo porque en su embriaguez gira de nuevo el universo.


VII


 
Mateo Manaure. Pintor venezolano (1926) - Orinoquia



Alguien trajina su ardorosa memoria porque ha labrado el humo violento de las calles. Alguien reparte la noche con sus manos laboriosas de redonda mansedumbre como quien lleva su destino en el trémulo resurgir del corazón.
Alguien ha tendido la vastedad de sus palabras y sólo escucha el recóndito sonido del amanecer.
Alguien a unos pasos del mundo deja el pan que nos redime sobre el mantel de la vida.


DE: POEMAS DEL MEDIODÍA (1990)


REVANCHA

 

José Basanta, pintor venezolano (1960)



En el lugar de los graves oficios, la delación de una fatal tropelería: un hombre huye, no va solo; lo siguen sus miedos, sus otros, sus costumbres que no son suyas. Igual identidad tiene su sombra, arraigada a la tierra, no hay fuga posible, le sigue hasta el final donde lo atrapa. ¿Cómo podría ser de otra manera, si es su plomada?


OBLACIÓN


 
George Innes, pintor estadounidense (1825 - 1894) - Final del verano

Montañas neblinadas de otros tiempos, al cielo abren sus compuertas y las nubes anegan las calles con un turbión cremoso que empastela las paredes, serpea pastales y peñascos arrasados, y sobre la feracidad de la tierra, la embriaguez de los dioses. Oh, cuántas canciones alientan al invierno. Tardas ceremonias esquivan las cabriolas ululantes del río.



ARTE POÉTICA


 Francisco Hung, pintor venezolano (1937 – 2001) - Materias Flotantes

Ver entre sombras en el interior del misterio futuras ilusiones. Transgredir lo visible. Las palabras, orugas del sueño y la vigilia, cáscaras aladas en el aire estremecido, voz áulica en raudas raíces, fulguraciones de una existencia irremisible: calcar la realidad, conmoverla, arrasarla en un sentimiento de olvido, encubrirla, restañarla con todos sus despojos en el dominio presente, como un arco tendido hacia la vida. Esculpe huellas sobre la piel del hombre.

DE: MUSGO DE NUESTRAS ALDEAS (2002)


RAÍCES
A José Antonio Martín

 

Jens Juel, pintor danés (1745 – 1802) – Se acerca la tormenta



Las orugas hilan
calladamente
sobre los campos
trasiegan las vendimias
y vienen las tardes
con sus cántaros
a regar la sembradura
ruedan las semillas
como monedas en la greda
sus morosos estallidos
desde el fondo de la tierra
celebran la primavera.

                        

AMANECER


A Oscar Silva



Armando Villalón, pintor venezolano (1945) - Ávila



El sol
atarraya mi corazón viajero
hace nidos y relumbra
intento aprender sus dictados
para no transcribirlos
en páginas derrotadas
amanecen ríos de luz
entre dos sombras.


DE: VOCALES DE CENIZA (2005)


miércoles, 23 de marzo de 2011

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO. UN DÍA LLEGA Y NOS RECLAMA


UN DÍA LLEGA Y NOS RECLAMA



Franz Von Stuck (1863-1928). Pintor  alemán. Sísifo




A esa mano extraña
que tronó de odio en mi salón de clases.




Un día llega y nos reclama
de esta falsa construcción de la verdad,
de este cinismo armado contra la vida
en nombre de las utopías que alguna vez
fueron el fulgor de tanta juventud:
valía la pena soñar. Ahora en la rotación
de los espejos (cada época tiene su Narciso)
generaciones encanecidas apremian
la rueda de la ley, su ley, y ya no hay tiempo
para redimir porque el pasado
aldaba tras aldaba aprieta y no deja
un vestigio de luz en nuestras casas.

Hoy vi su rostro pequeño y ondulante
pasearse sin recato, mostrar su petulancia
porque la sabiduría
ya no es necesaria, y para ascender
Sísifo ya no sostiene una roca,
su blando cuerpo es una ilusión
en los escarpados montes de la violencia.

Y, cómo puede un poeta
llegar con sus enseres y decir
esta es la vida y estos los sueños,
porque ya nadie escucha,
ya nadie quiere
ver cómo giran las estrellas,
si no conoce la altura de su sombra.



José Francisco Ortiz
Santa Cruz de Mara 23/3/2011