Contranota
LOS NERVIOS DEL GOBIERNO
A todos nos atrae la idea del poder. A
lo largo de la vida, medra como una hiena alucinada en los pliegues de nuestra
naturaleza, sin que nos resistamos a sus cambiantes formas angélicas,
demoníacas y humanas. Sea cual fuere la estirpe del pensamiento y la actitud
del hombre, una amenaza más fuerte que su representación del mundo, acude a
resquebrajar el sentido de sus andanzas por la tierra, incluso del poder mismo
que nunca quiere ser aprisionado a la voluntad de nadie.
No hay página donde no esté descrito,
con harta evidencia, este aturdimiento de los sentidos, esta desmemoria de la
voluntad y cómo, en muchos casos, tangencialmente se oculta para surgir con
nuevos bríos y mostrar su absoluta preeminencia sobre la realidad. Es tanta la
presunción de un alma alcanzada por esta idea que termina por convertirse en un
acto de fe, donde cree descubrir por designio de los dioses la señal de una
nueva estirpe. Cualquier tinta no se acomoda a la grafía de sus actos, de suyo
históricos; y todo cuanto su pensamiento aborde terminará imantado por el
porvenir. Así el poder, bajo las premisas del más rayano positivismo, termina
en metafísica grandilocuente.
Héroes, santos, poetas y criminales
alcanzan, por vías distintas, el destino de sus ambiciones. Como a las
libélulas se los ve crepitar en la llama. Y nadie recordará ya más aquellos
emblemas de las masas, porque éstas tienen la "memoria menguada". Son
insaciables en su búsqueda de líderes y mártires. En definitiva, es otra forma
de poder.
James Frazer, nos advierte la magnitud
de este estigma. En el templo de Némesis hay un árbol de hojas doradas, un
sacerdote lo custodia día y noche para que nadie corte sus ramas. Sólo un
esclavo puede hacerlo y, luego de enfrentar a muerte al protector del templo,
puede reinar. Otro esclavo habrá de venir para continuar con el rito. La
historia se cumple sin término en el tiempo.
Por esta razón Los nervios del gobierno
de Karl W. Deustch, es un libro de conciencia política aplicada a los modelos
de comunicación, de lectura obligada para aquellos que sienten que la vida vale
la pena ser vivida, que las relaciones humanas surgieron, de alguna manera de
tendencias biofílicas, que deben ser resguardadas porque, "en un sentido,
ésta es una decisión existencial. Quienes optan por las sendas abiertas y por
la vida no pueden convencer mediante ningún razonamiento lógico deductivo a
quienes deliberadamente eligen la muerte, la autoclausura u otras formas de
autodestrucción".
Maracaibo, diario La
Verdad y diario Panorama, 2000.
José Francisco Ortiz