La ubicuidad verbal tiene un campo fértil. Por ejemplo,
aunque no temen al dolor, las bestias se cansan; reificadas por la apariencia,
las cosas se agotan sin existir; el volar, necesitado de la quietud, se afirma
en el espacio, y porque todas estas afirmaciones calan en el hombre, y podamos
construir infinitas aporías, desgasta la vida, muriendo. Así, el universo,
sigilosamente, indica su entropía como ladrón en la noche.
Santa Cruz de Mara, 25/06/2012
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