III
En el tedio del atardecer los hombres vagan bajo el
sigilo de las premoniciones. Una gravedad impostergable los reclama
oprimiéndoles el corazón en la vastedad de la noche.
Las mujeres fluyen con los brazos henchidos de nostalgia, la piel
abandonada al vino de labios instintivos; sobre dársenas de sombra, los jóvenes
columbran el clamor de las almas solitarias.
De: Poemas del Mediodía (1990)
José Francisco Ortiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario