DOMINGO
EN BUENOS AIRES
La semana es un pequeño
árbol
con siete ramas y
fluyentes hojas
sin término hasta el
cumplido
domingo, cuando la noche
trasiega
su lenta vastedad en el
alma.
Para algunos,
seguramente,
es un día de sol porque
Sibelius
suena en sus casas, y no
hay
quién olvide el vino, la
celebración
de los triunfos pasados y
el dolor;
por mis recuerdos, sin
embargo,
la radio trae la música
de Maracaibo,
como un escapulario en mi
cuello
donde giran los últimos
boleros
como peces en el lago de
Felipe Pirela.
No sé, no sé, qué hago en
esta mañana
en las calles de Buenos
Aires,
atrapado con un tango de
lluvia
y las gentes contra los
bordes del día.
Santa Cruz de Mara, 3/6/2012
José Francisco Ortiz
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