miércoles, 28 de marzo de 2012

LIBERACIÓN



Ferdinand Hodler (1853 – 1918). Pintor suizo. El Otoño.



Las hojas de un largo otoño
abren sus aspas doradas,
arcanas fuentes,
de líquidas sombras,
confiadas en los vastos
hervores del orbe,
alientan sin mengua
la victoria del hombre.

Graves hervores
en la mansedumbre calan.


José Francisco Ortiz Morillo
Santa Cruz de Mara, 28/03/2012

martes, 20 de marzo de 2012

LAS COSAS HABLAN



 
Pino Daeni (1939-2010). Pintor italiano. Momento fugaz. 




Qué extraño es este poema,
de Oscar Hahn,
si mi padre en sus 94 años, retirado
en su silla de ruedas
tratando de espaciar los enseres
allá en Carache, con su
accidente cerebro vascular,
digo, si mi padre pudiera leerlo,
quizás escucharlo,
y con su mirada ya lejana,
tendría un brillo especial
con sus ojos que aún viven,
de pronto nos diría:
tenía razón cuando los platos,
la mesa y las sillas comenzaron
a moverse solas, sin que nadie más
estuviera aquí, en este apartamento
encima de la montaña, y yo
los hiciera venir de tan lejos.


Santa Cruz de Mara, 10/3/2012



viernes, 16 de marzo de 2012

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO. VERANO.



VERANO


 
Ovidio Murguía de Castro (1871 – 1900). Pintor español. Verano



Ha vuelto la cigarra a desgajar el aire
si sólo fuera una aprehensión,
un alto silencio,
una resaca en la orilla de los muelles
donde los barcos, lentos
van tomando la rada hacia otros mares,
escucharía infinito el rumor del oleaje;
pero nunca he estado más cerca del olvido
como en este lugar, donde me oprime,
con su larga mirada,
la resequedad del verano.

Podría haberme puesto la piel
de alguno de mis antiguos habitantes
(están más seguros, lo sé, en el sueño
que los cobija para siempre
de la pereza de mis costumbres)
pero en nada me les parezco, sólo llevo
los rudimentos propicios para el viaje.

Soy Nómade
pero estas escarbaduras
hacia dónde las llevo, lenitivos en la noche.


De: Cantares, 1986


José Francisco Ortiz Morillo

domingo, 4 de marzo de 2012

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO. CRÓNICA


CRÓNICA


 Caspar David Friedrich (1774 – 1840). Pintor alemán. Entrada del cementerio, 1825




Debí de anotarlo. Como todo lo que escribo
se desvanece, no podría asegurar el tiempo
de su plenitud, ni la marchita redondez
de la tinta sobre las páginas donde vivieron
los terribles seres del abandono. Era un festín,
ardían las cumbres en el clamor incesante
de los bienaventurados, los antiguos
triunfaron sobre las mejillas pútridas
hasta el fondo anegado de la sangre,
con árboles cortados sobre un lecho de lujuria.

Surcaron el vértigo de insectos,
en el cielo junto a bosques virginales
de esplendores y voces temibles
porque todo era posible en el nuevo continente.

¡Ay!. Cuánta queja en el zumbido
y el trueno de los alimentadores de serpientes.

Una vez, una sola vez, y para siempre
debí anotarlo, pero no encuentro el cuaderno
donde aprendí el dialecto de mis antepasados.



Santa Cruz de Mara, 2/3/2012