domingo, 4 de marzo de 2012

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO. CRÓNICA


CRÓNICA


 Caspar David Friedrich (1774 – 1840). Pintor alemán. Entrada del cementerio, 1825




Debí de anotarlo. Como todo lo que escribo
se desvanece, no podría asegurar el tiempo
de su plenitud, ni la marchita redondez
de la tinta sobre las páginas donde vivieron
los terribles seres del abandono. Era un festín,
ardían las cumbres en el clamor incesante
de los bienaventurados, los antiguos
triunfaron sobre las mejillas pútridas
hasta el fondo anegado de la sangre,
con árboles cortados sobre un lecho de lujuria.

Surcaron el vértigo de insectos,
en el cielo junto a bosques virginales
de esplendores y voces temibles
porque todo era posible en el nuevo continente.

¡Ay!. Cuánta queja en el zumbido
y el trueno de los alimentadores de serpientes.

Una vez, una sola vez, y para siempre
debí anotarlo, pero no encuentro el cuaderno
donde aprendí el dialecto de mis antepasados.



Santa Cruz de Mara, 2/3/2012