viernes, 26 de octubre de 2012

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ




Rafael Sanzio de Urbino (1843-1520). Pintor renacentista italiano. La escuela de Atenas


Nacemos ignorantes y, por el tiempo que se nos otorga de existencia,
la frase de Platón, acerca del mundo de las ideas, es un eufemismo.
Morimos ignorantes, porque, sin importar el lugar de nuestro
nacimiento, nada de la grandeza de lo humano llega siquiera a
pertenecernos, aunque tal grandeza provenga de las mentes más elevadas
y haya acrisolado en el suelo de unos pocos, también aquí el
infortunio se desliza sobre la generalidad para opacar los sueños.
¿Qué puede quedar en mí, por ejemplo, de Sófocles? ¿Dónde las voces de
Antígona? ¿De Shakespeare, qué aliento de Hamlet, de Macbeth o de
Lear?, ¿De los coros angélicos de Rilke, sus murmullos ancestrales y
sus candelas, dónde quedan? Oh, alma mía, ¿De Vallejo, Huidobro,
Borges, Gallegos, qué respiro? ¿cómo rasgar los velos de la mudez,
saltar el sordo espectáculo epocal y convivir, junto al silencio, la
hora grave del verbo?



Santa Cruz de Mara, 7/10/2012



José Francisco Ortiz Morillo.