VI
La tarde reclama el inagotable sorbo de
luz en la rasgada pulcritud del
mediodía.
Duende soñador de la distancia, ojos al
sigilo de la sombra, lámpara en
la arena, sonaja en los tejados de esas
jugosas casas de la infancia, tardo
vuelo de un pájaro sin rumbo porque en
su embriaguez gira de nuevo el
universo.
De: Poemas del mediodía (1990)
José Francisco Ortiz
Morillo