Poesía, narrativa y ensayo del autor, su vida y su obra. Un blog de Elizabeth Conte Chassin-Trubert
sábado, 30 de junio de 2012
viernes, 29 de junio de 2012
CANTO
![]() |
Emilio Boggio (Caracas, Venezuela, 21 de mayo de 1857 - Auvers-sur-Oise, Francia, 7 de junio de 1920). Pintor venezolano. |
con las palabras que forjaron en la niñez
las nudosas manos
de artesanos armados de prodigio,
que descubrieron en el trigo
la efervescencia del pan entre los hornos
calentados dulcemente en las mañanas
como si estuvieran renaciendo en el instante
en los fogones donde se consagra la comida
y la repartían en recipientes de arcilla,
y luego hablaban de las cosas más triviales
para formar el mundo
que guardaron sus ojos para siempre
en cada uno de nosotros.
¡Qué magnífica emoción
en el tiempo previsto para las faenas!
Y no sólo bastaba el deseo
ni la añoranza
ni el mirar las cumbres
en los caminos agrarios
que nos traían toda la vida
y que alguna vez recorrimos
al lado del sembrador y del arado perenne.
Nunca podré reconocer lo suficiente,
como una garantía cálida de progreso,
el suelo donde andan nuestros pasos.
Ahora las gentes hablan de cibernética
aventados e indolentes en sus pequeños espacios
en los máximos edificios
que destellan sobre los cristales
la embriaguez de los hábitos nocturnos
como si se tratara de un lugar extranjero.
De: Cantares (1986).
José Francisco Ortiz
miércoles, 27 de junio de 2012
JOSÉ FRANCISCO ORTIZ.

Karen Hollingsworth
(1955). Pintora estadounidense. Secret
places
Dormir es el lenitivo
perfecto y, sin embargo, en su morada somos visitantes extraños, aunque hayamos
sido alojados en sus mejores habitaciones, habrá un momento de perturbación que
cancelará el bienestar, y seremos echados irremisiblemente al mundo. Cuando el
sueño continúa fuera de sus fronteras, es porque aún no hemos nacido.
Santa Cruz de Mara,
21/06/2012
José Francisco Ortiz
Morillo.
martes, 26 de junio de 2012
PARA NOMBRAR EL ÁRBOL.
PARA NOMBRAR EL ÁRBOL
Michael kenna (1953). Fotógrafo inglés
A Santa Cruz de Mara,
donde escribo.
Hay un límite en el árbol,
un límite que viene de la tierra,
—desespera el hombre, no lo encuentra—
sus raíces son garras prisioneras,
obedecen el llamado de las nubes,
desgastan las hojas en el aire,
y vuelven los inviernos a trazar
el destino del bosque,
sus formas nos han sido negadas
cuando exhalada alumbró la vida.
El árbol gira en la copiosa noche,
con sus verdes siderales,
hasta cubrir la vastedad del cielo.
Santa Cruz de Mara,
24/06/2012.
José Francisco Ortiz
domingo, 24 de junio de 2012
viernes, 22 de junio de 2012
jueves, 21 de junio de 2012
PIEDRA.
Yo escuchaba
esa remota pena del
aljibe
como si una distancia
impredecible,
viniera a mostrar
el rostro austero de la
vida,
y sin embargo
el sonido sordo
hablaba más de los
ausentes
en el lento aire de la
casa.
De: Cantares (1986)
José Francisco Ortiz.
miércoles, 20 de junio de 2012
POR BLASÓN, LA POESÍA
POR BLASÓN, LA POESÍA

Hace algunas semanas escribí una nota a
propósito de las discusiones que nuestros parlamentarios deslucían en la
Asamblea Nacional. No quiero ahondar en ello. Sin embargo, la recuerdo a
propósito de los comentarios que aparecen en algunos medios escritos y,
especialmente, en facebook derivadas de las declaraciones del poeta Luis
Alberto Crespo.
Lamento la desproporcionada respuesta,
porque dicho autor sólo ha hecho uso de la libertad de expresión que le
consagra la Constitución Nacional y, por lo tanto, manifiesta sus
predilecciones, nos agraden o se tornen reticentes a nuestros oídos.
Me parecen epítetos que tratan de
reivindicar una postura política en tiempos donde la sindéresis debería
mostrarse como un todo y no seguir cortando la piel de la patria, como si los
gritos de unos sirvieran de lenitivo de las acusaciones que se esgrimen.
Esta actitud viene de larga data. La
conocí en los años sesenta y siguientes. A los escritores y artistas que, por
alguna razón, trabajaban como empleados públicos se les llamaba “los poetas del
estado”. Los epítetos venían de la izquierda. Y aquello parecía como un sagrado
convite de fuerzas encontradas.
De todas maneras, en este campo de la
cultura, todos convivían y soterradamente trabajaban hacia el logro de sus
fines ideológicos particulares. Pero que yo recuerde, había un bien común: la
cultura. Y no sé porque en este instante hay tanta rabia, tanto menosprecio,
porque alguien se expresa libremente, y, lo más grave, es que muchas de estas
frases vienen precisamente de los hombres y mujeres que, me consta, tienen por
blasón a la poesía.
José Francisco Ortiz
Morillo
Santa Cruz de Mara, 20/6/12
lunes, 18 de junio de 2012
JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO.

Win Wenders (1945). Cineasta alemán.
Fotograma de El cielo sobre Berlín,
1987
He
comprendido que hay dos posibilidades de ser en el mundo. Cuando las voces de
la calle te hacen visible, estás perdido porque hay abandono del espíritu y el
cuerpo es centro de todas las vehemencias humanas; en cambio, si las
muchedumbres apasionadas en un día de sol no perciben tu presencia es porque
hay una gravedad poderosa, como de ángel, que te guarda de las locuras de la
vida.
José
Francisco Ortiz
Santa
Cruz de Mara, 16/6/2012
domingo, 17 de junio de 2012
DOMINGO EN BUENOS AIRES .
DOMINGO
EN BUENOS AIRES
La semana es un pequeño
árbol
con siete ramas y
fluyentes hojas
sin término hasta el
cumplido
domingo, cuando la noche
trasiega
su lenta vastedad en el
alma.
Para algunos,
seguramente,
es un día de sol porque
Sibelius
suena en sus casas, y no
hay
quién olvide el vino, la
celebración
de los triunfos pasados y
el dolor;
por mis recuerdos, sin
embargo,
la radio trae la música
de Maracaibo,
como un escapulario en mi
cuello
donde giran los últimos
boleros
como peces en el lago de
Felipe Pirela.
No sé, no sé, qué hago en
esta mañana
en las calles de Buenos
Aires,
atrapado con un tango de
lluvia
y las gentes contra los
bordes del día.
Santa Cruz de Mara, 3/6/2012
José Francisco Ortiz
jueves, 14 de junio de 2012
JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO
![]() |
Francisco Ortiz (1917)
|
Cuántas
veces no quedaba como en trance, en posición fetal, acurrucado sobre sí mismo
en el borde de la mecedora, como si se tratara de un equilibrista que vagaba en
el vacío, y luego, como impulsado por remotas memorias, se erguía y proyectaba
su sombra sobre los enseres desordenados de la habitación, levantaba los brazos
y parecían alas remontando las horas de su fervor, escarbaba con los ojos la
profundidad de la pared, la escrutaba porque sabía que en el repentino
repliegue de la luz aparecerían los fantasmas de su niñez… ahora sonreía
plácidamente desde el lugar de su victoria porque ya nada podía retenerlo, sólo
la oscuridad le negaba las delicias del sueño.
Santa Cruz de Mara, 14/6/2012
José
Francisco Ortiz Morillo

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO.
![]() |
Francisco Ortiz (1917) |
Un día, ahora lejano, mi padre apareció
con una caja de creyones y unas hojas de papel… No lo sabíamos pero había
iniciado un viaje hacia la imaginación. Las hojas se perdieron en el tráfago de
la vida, entonces, necesitado de un espacio duradero se acercaba a las paredes,
con delectación las acariciaba y recorría una y otra vez con sus manos, y poco
a poco fueron apareciendo líneas, trazos y volúmenes envolventes de un sueño
primitivo. Ya no eran creyones, ni carboncillo, la magia del óleo se percibía
lentamente. En varias casas habitaron estas otras casas. Distintas familias las
miraron y no sin desdén las borraron porque, seguramente pensaron, no estaban
acordes con la pulcritud de las paredes. Ahora en este pequeño apartamento de
Carache hay un murmullo de voces, la canción de la montaña y el viento rasgado
de neblina en la geometría del silencio de mi padre…
Santa Cruz de Mara, 13/6/2012
miércoles, 13 de junio de 2012
SOBRE LOS DÍAS NUBLADOS.
SOBRE
LOS DÍAS NUBLADOS
El
amor no pesa más
que
otra dolencia humana,
no
hay distancia
en
la piel que no consuma
la
álgida hora del abandono,
porque
es un territorio
donde
la promesa
quiere
fijar su mirada,
y,
sin embargo, en el fuego
hay
estalactitas perfectas,
que
horadan sin cesar
el
rumbo de las manos,
en
los sollozos del ardor,
para
que vuelva el sol
sobre
los días nublados.
Santa Cruz de Mara, 12/6/2012
José Francisco Ortiz
LOS CUADERNOS.
LOS
CUADERNOS
![]() |
Aaron Sosa (1980). Fotógrafo venezolano. |
A mi hermana, Alfa Ortiz
En
la escuela nos dijeron
que
la Patria tenía una canción
como
los árboles, cuando los tajos
del
tiempo fluían luminosos
de
la corteza herida, y el corazón
era
batido por el viento
en
sus cuatro costados, y aunque
viviéramos
lejos, en su geografía
de
clamores, siempre había
una
palabra que nos redimía
en
el fondo de nuestras lágrimas,
y
el pan era dulce como las cayenas
y
los días nunca fueron inútiles,
porque
Bolívar siempre aparecía
en
nuestros cuadernos
como
un hermano poderoso,
en
la recua de la costumbre
donde
forjábamos el porvenir.
Carache, 10/6/2012
José Francisco Ortiz
lunes, 11 de junio de 2012
ÁLBUM.
El rostro ha dejado
de ser la imagen candorosa de los años febriles. El pelo sudoroso, abrasivo en
mohines tardos, va cayendo al vacío. ¿No es así como estás con los pies
desnudos sobre los cascajos de la tierra, acerándote para no ser otra cosa que
el olvido? Mañana, te dices, cuando cante el gallo tendrás una visión
aproximada de las cosas, lo que ahora ocurre no son sino fantasías y
maledicencias de un tiempo exhausto. El encaje matizado en el cuello de la
camisa. ¿Cómo voy a retenerla? Si sólo hay manchas ocres, desleídas voladuras
del papel hacia algún lugar de la pose que aún queda en nosotros,
mortificándonos, haciéndonos más sumisos. Tal vez sea el precio de la ironía,
nunca regresamos del instante. ¿Cómo volver, si sólo hay manchas ocres? ¿Y este
espacio oscuro, errátil, de dónde proviene? Como una sombra de café
inadvertida, cándida, volcada de la taza, flexible, extendiéndose amorosamente
hacia los bordes festinados del espejo, rozando la textura, robándola; pero, si
apenas quedan detalles del rostro con unos lunares misteriosos que clarean las
mejillas como si hubieran venido trabajando en silencio, lacerando la dimensión
rectangular de la fotografía. El traje y el pañuelo en el bolsillo y el clavel
rojo oscilando, entretejiendo la vana ilusión de la permanencia, no existen,
solo apenas un pequeño círculo rotulado, como un sello, pero ...¿un clavel?
¿cuándo? Y, si en verdad lo hubo, qué mano podrá atestiguarlo en este momento,
reintegrándolo de la arena pétalo tras pétalo...sólo arena, como en esta tarde
de ensueños de la que nunca has querido despertar.
¡Como se estremecen
los dedos! Han tocado la piel de esa joven. Al fondo sonriente, guiñando el ojo
izquierdo porque alguien pasa en este instante por la sala, tan cerca que casi
la ahoga con el ardor de su presencia.
La mano sobre el
hombro sostiene un pañuelito de encajes con nombre bordado en azul que ha
desaparecido porque apenas se ve el perfil de algunas letras sombreadas por la
palma de la mano, ligeramente inclinada. Ella continúa mirando al extraño a
pesar de que se ha marchado. El aroma y el agua de rosas se mezclan. Es tan
tersa la piel entre la orladura del corpiño, en el escote ligeramente abierto
que aprisiona los latidos del corazón, los labios insinuados porque,
seguramente, quieren hablar de sus ansias, pero es inútil el esfuerzo porque no
te has dado cuenta sentado en esa silla: todo armonía, reclinado, cruzando la
pierna derecha y sosteniendo el bastón grabado con tus iniciales en la
empuñadura de bronce, las manos una sobre la otra rendidas al extravió de la
luz, pero no, no puedes sentir esa mano palpitante sobre el hombro, no se
correspondería con tu actitud; ni siquiera la melodía que fluye del gramófono,
deslastrado del silencio, puede alcanzarte; sin embargo, Ella se estremece de
solo pensar en la gravedad del momento cuando las mejillas restañan el rubor
para rescatarla del vaho de la espera.
Para siempre, se
dijo, feliz, espléndida, girando levemente el paraguas en el piso. Hasta nunca,
le has dicho. Lo sé, porque me ha sido difícil desprender esta insinuación
borrosa que aún alardea en la sala cuando he pasado frente a Ella, mirándola
con nostalgia y ardor contenidos, en un sentimiento de abandono y alegría que tú
jamás comprenderás.
Guardo el gesto de
sus ojos negros y el rumor de sus palabras agitándose en el tiempo, ahora
cuando mis dedos avanzan silenciosos por el fragor de su piel... ¡Qué ingrávida
es esta música de Haendell!
De: El resplandor (1996)
José Francisco Ortiz Morillo
domingo, 10 de junio de 2012
JOSÉ FRANCISCO ORTIZ.
No
siempre la poesía y el ensayo van de la mano, aunque el lenguaje perviva en las
orientaciones del autor y, de alguna manera, logren permearse en un instante de
lucidez, he observado por mi experiencia literaria que hay una respuesta
inversamente proporcional a las formas que ambos destinos quieren recuperar de
la vida. Es decir, si el poema goza del favor del público, hay en él un punto
de quiebre que merma su posible fecundidad y se torna anodino, en cambio, con
el ensayo, indica que hay una fortaleza en el lector que promete un universo de
filiaciones en la medida en que crece su lectura.
José Francisco Ortiz,
Carache, 10/6/2012)
José Francisco Ortiz
BEETHOVEN.
BEETHOVEN
Llueve
y en los techos
hay
un porvenir viajero,
de
estremecidos suelos,
inabarcables,
lacerados,
porque
el llover
es
una fiesta de tambores
sobre
el frágil cielo
del
abandono. Llueve
y
sé que Beethoven
escucha
desde esta
butaca
de sombras
que
me guarda la tarde,
el
acorde de sus notas,
la
sinfonía
que
quiso componer,
tal
vez desde el silencio
que
sólo él conocía.
Santa Cruz de Mara, 25/5/2012
José Francisco Ortiz
sábado, 9 de junio de 2012
JOSÉ FRANCISCO ORTIZ.
![]() |
Oswaldo Guayasamín ( 1919 - 1999 ). Pintor ecuatoriano. Angustia. |
Las
falaces formas de la ideología moderna, su mimetismo inquietante y su
edulcorado discurso, en su conjunto, conquistan la alegoría de la esperanza,
porque son como un ritual donde todos los hombres buscan la libertad posible.
Oh, las miserias del necio corazón que no conoce las trampas de los
encantadores de las masas y de los hacedores del miedo en nombre de la
democracia.
30/05/2012
José Francisco Ortiz
viernes, 8 de junio de 2012
AÑORANZA
![]() |
Hengki Koentjoro (1963). Fotógrafo indonesio. Mysteres |
Un grito lejano se cuela en esta tarde
a través del viento, en las páginas que leo.
¿De dónde le viene el acento
a ese pájaro torvo que aletea
desde el fondo de una ruta
donde suelen encontrarse mis pasos,
mis ademanes de proscrito,
mis hábitos de soñador de reflejos
que buscan un plumaje irreverente ?
Es seguramente el acoso de los días
la gravedad de las huellas
que inútilmente trato de nombrar,
es la oquedad de un último crepúsculo
vuelto de una inquieta añoranza,
sobre las palabras que se deslizan,
hacia el trémulo fulgor
de alguien que me espere siempre.
De: Cantares (1986)
José Francisco Ortiz.
jueves, 7 de junio de 2012
LA TIERRA PROMETIDA II
LA TIERRA PROMETIDA
II
Hay un lugar donde la existencia se advierte como un túnel, un tiempo con su propia historia, sus amenazas y glorias, en fin un espacio del cual nos desprendemos en cada amanecer.
Así las cosas parecen harto triviales, actos repetitivos, no menos que los rebotes de una pelota, incluso cuando la quietud se afirma sobre su clamorosa redondez, y hay cierto sentido de vacío que el movimiento recupera de las batientes formas del olvido y el cuerpo obedece como pulsado en sus cuerdas con un ritmo inacabado.
Esta sensación de lo inacabado, de lo inconcluso, de la dejadez y su sombra, es el habitáculo del alma solitaria, y no sabemos el porqué del imaginario reprimido de cierto hacer sobre la mirada. Quizás el alma romántica no fuera en realidad más que una representación del inconsciente anidada en el individuo, no liberado de su tiempo y aún pervive como un eco en el alma del hombre contemporáneo, y se manifiesta en la actualidad en la reificación de las masas.
El movimiento que era una de las características de la tipificación sociológica de lo aglutinado no en balde poseía el don de la plasticidad porque depauperado de todos sus bienes renacía, una y otra vez, de la esperanza que granaba en sus raíces.
¿Qué tenemos ahora?
Por extraño que parezca, percibimos el mundo como un punto infinitesimal inamovible. En su horizonte espacial, lo inerte se expande en un entramado de galaxias, pero lo humano, digámoslo sin fatalismo: cada fin de milenio tiene su propio drama, en un guión largamente preparado por la historia.
Santa Cruz de Mara, 7/6/2012.
José Francisco Ortiz
miércoles, 6 de junio de 2012
CHOPIN.
CHOPIN
![]() |
Józef
Chelmonski (1849-1914). Pintor polaco.
|
Con
relumbres del ocaso
en
Maracaibo,
cómo
decir que la tarde
era
una manera de centrar la hora,
cuando
Chopin venía
a
estrenar sus mazurcas
en
las manos de Elzbieta Sobkowicz,
y
ya no había espacio
para
aquella menuda mujer
porque
sobre los campos
de
su tierra lejana, la Polonia
que
cimbraba en su alma,
tocaba
las melodías campesinas
para
un solitario poeta
en
el salón donde
una
afiebrada muchedumbre
volvía,
y sobre el piano
un
fulgor de raíces, giraba.
Santa Cruz de Mara, 6/6/12
José Francisco Ortiz
martes, 5 de junio de 2012
LUZ ANAÍS
LUZ
ANAÍS
En
el camino encontramos
las
imágenes del porvenir,
aparecen
de pronto
pero
han esperado un tiempo
hecho
de lentitud, de sagrado
espacio
para anunciarse,
y
no sólo vemos los bordes
de
su brillo exacto,
de
su risa y de sus pasos
tratando
de alcanzar un sueño,
para
hacernos visibles
en
el visaje de la vida.
Mi
hija Anaís viene del huerto
con
un cesto de palabras,
cascadas
lumbres
de
un amanecer antiguo.
Santa Cruz de mara, 28/5/2012
José Francisco Ortiz
LA TIERRA PROMETIDA I.
LA
TIERRA PROMETIDA.
I
Aún no hemos dejado el siglo XX. No estamos lo suficientemente alejados porque
los destellos de los fuegos artificiales cubren por instantes la desvelada
noche centurial, y la opacidad refractada, nos hacen ilusionar: la sangre regada
por la juventud en este redondo suelo para que jamás volvamos a ser
encadenados.
Agitado en su
espacio, el hombre sólo percibe las
mínimas vibraciones de la vecindad de sus pares, y confiado no teme porque ha
forjado con acero los muros de la ciudades, ya no hay secretos que su alma
viviente pueda ocultar porque su ingenuidad ha autorizado a la tecnología para
que anide en lo profundo de su morada y por un acto de birlibirloque piense en
el acto de comunicación como un privilegio de la civilización.
Cuánta ingenuidad y qué pérdida de la garantía del
grado humano porque esa efervescencia es apenas un síntoma de la gravedad de
los males del porvenir: la humanidad, no lo sabe, es aspirada hasta el vértigo
por el festín de sus propias indolencias, al parecer la conquista del vacío de
una sinfonía sin instrumentos ni ejecutantes: hay juegos donde muere gente de
verdad: guerrilla, narcotráfico, terrorismo como extensiones del alma
depredadora, y hay juegos cibernéticos, donde lo emulado, camuflado donde muere
gente virtual, justifican y hacen inocuo el sentido del crimen, porque anulados
los efectos, el cuerpo entra en la inercia de lo posible.
Hoy mismo no es suficiente como una señal esta
diatriba, de ruido infernal, de la política en el orbe tras un discurso
grandilocuente de superación de la pobreza, de la excelencia en el desarrollo
agrícola y pecuario, de los altos rendimientos de la operaciones bancarias, de
los grandes consorcios de la construcción de viviendas, de los avances de la
ciencia y de la tecnología en aras de un hombre cada vez mejor, mentiras,
mentiras hasta la médula porque en el mundo de la anomia, la mentira es una
moneda de cambio. Y esa moneda, una por una, son los arietes de la nueva
esclavitud.
Es posible que haya una salida: que el imaginario
sagrado vuelva a las fuentes para escuchar la gramática genésica, y cancelados
los despropósitos de las alteraciones de los escribas, el hombre pueda
reinventar la manera de vivir en el mundo, y con nuevos signos, los signos de
su carne y de los latidos del corazón haya un espacio futuro.
Santa
Cruz de Mara, 5/6/2012
José Francisco Ortiz Morillo
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